Análisis: Grand Theft Auto: Chinatown Wars (parte II)

Hay que decir que si bien en un principio el hecho de que la historia se cuente a través de imágenes estáticas con textos generó un poco de escepticismo, el resultado final no podría haber sido mejor.

El complejo argumento, repleto de sangre derramada y lazos familiares destruidos, no se resiente en absoluto al ser contado como si de un cómic se tratase.

Entre los pocos puntos en contra de este GTA podemos encontrar a nivel vsual la cámara, ya que a veces complica un poco el manejo de vehículos, y el sonido, que en comparación con las versiones previas ha sufrido limitaciones lógicas.

De todos modos estos aspectos menos destacados tampoco desentonan en el compendio final de virtudes, en la síntesis de factores que hacen de Grand Theft Auto: Chinatown Wars uno de los mejores, sino el mejor juego disponible para DS.

Para llegar a la conclusión expuesta previamente se hace necesario hablar de la mecánica jugable, casi con seguridad el elemento más virtuoso de este clásico recién salido del horno. Lo interesante es que a pesar de los cambios estructurales seguimos hablando de un Grand Theft Auto con todas las letras.

Como no podía ser de otra manera, las misiones estarán  basadas en el robo de autos, asesinato de mafiosos, corridas de picadas y un largo etcétera de comportamientos reprochables, pero por demás entretenidos en un videojuego.

Y al clásico sistema de misiones de la saga, hay que sumarle unas características propias que diferencian a Chinatown Wars de las otras creaciones de Rockstar.

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