Análisis: X-Men Origins: Wolverine

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Antes que nada, avisamos que X-Men Origins: Wolverine no es más que un juego de acción en tercera persona estándar que fue lanzado con el motivo de aprovechar el éxito cosechado por la película homónima. Es decir, no encontrarán nada nuevo dentro del género, sino más bien todo lo contrario.

Pero hay algo en el espíritu de esta adaptación que la diferencia de otras, y que termina por ofrecer una experiencia gratificante para todo fanático de este tipo de títulos y de los X-Men.

En rigor, este juego sigue el rumbo de la película expandiendo levemente la historia aunque sin profundizar demasiado. Tal vez este sea su principal defecto, ya que la ausencia de profundidad en el argumento termina evidenciándose cada vez más a medida que avanzamos en la aventura.

Se trata de un juego de acción en tercera persona donde el jugador deberá controlar a Logan en una sucesión de niveles donde deberá ir acabando con todos los que se le crucen por el camino, incluso arrancando cabezas literalmente. El tema esta que sin un hilo conductor fuerte, puede llegar a tornarse repetitiva la cosa. En efecto, esta temida situación termina dándose, potenciada por la escasa dificultad de los combates y algunos elementos interesantes pero que tan sólo han sido explotados de forma superficial. 

Aun así el juego logra brillar con luz propia, gracias a unos gráficos muy bien realizados y una jugabilidad simple, aunque efectiva.

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En lo que refiere al apartado el apartado gráfico, hay que decir que el modelo del personaje de Wolverine es un calco del verdadero Hugh Jackman, y lo mismo podemos decir de los personajes secundarios. Los ambientes externos también cuentan con unos detalles admirables, que se complementan perfectamente con los protagonistas. Quizá algunos escenarios cerrados terminen resultando un tanto repetitivos, aunque a decir verdad esto no sucede con frecuencia. 

En cuanto a la jugabilidad, no hay mayores secretos. El control de Wolverine es sencillo, aunque al principio cuesta bastante dominarlo en su totalidad. Si bien presionando unos pocos botones será posible realizar extraordinarias combinaciones, muchas veces será necesario ir variando la táctica, pensando cuáles son las debilidades de los adversarios.

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Hasta aquí hemos hablado de los defectos, y de algunas de las virtudes, pero nada pareciera ser suficientemente atractivo como para recomendar la compra de X-Men Origins: Wolverine por sobre otros productos similares. Está faltando algo. Y ese algo es que a pesar de tratarse de una adaptación de una película taquillera, los desarrolladores no han tenido reparos a la hora de emular la brutal atmósfera del cómic.

A diferencia de la película, que muestra a un Logan más «amable y respetuoso»,» el juego es un huracán de violencia, por suerte, con sentido. Wolverine nunca fue un tipo racional, y eso está expresado en el juego a la perfección. Todo fanático del personaje disfrutará de ver a su héroe arrancando cabezas y ejecutando a sus adversarios sin un mínimo de timidez. Es así como el jugador experimentará con este título genera una sensación de adrenalina, excitación, que podrá hacerle olvidar los defectos más graves del producto, o al menos hasta cierto punto.

Muy buenos gráficos mezclados con una efectiva jugabilidad. Adictivo y lleno de adrenalina pero sencillo, con una débil narrativa y, a veces, repetitivo. Sea como sea X-Men Origins: Wolverine es un producto recomendable para todo fanático del héroe de Marvel, así como para aquel que guste del género. Aunque si no se encuentran en alguna de estas dos categorías, será mejor que busquen alguna otra alternativa.

Juegoconsolas le otorga a X-Men Origins: Wolverine un 7.

 

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