Análisis: Street Fighter IV

STREET FIGHTER IV

Esperado por millones durante años, esta cuarta entrega de tal vez el mejor juego de pelea bidimensional ha superado las expectativas incluso de los fanáticos más acérrimos.

Capcom ha vuelto a revolucionar el género, valiéndose de todo lo aprendido durante la última década y media, reciclando conceptos originales y al mismo tiempo adaptando la franquicia a los tiempos que corren.

Ni bien coloquen el disco serán recibidos por una presentación abrumadora, asombrosa, que no hace más que anticipar el verdadero potencial del juego.

Una vez que hayan llegado al menú principal, quedará a la vista tal vez el único real defecto de Street Fighter IV: la baja cantidad de modos de juego. Olvídense de un modo World Tour o de agregados especiales, tales como los clásicos mini juegos de otras franquicias.

Pero a no desesperar, porque el encanto del juego radica en que su perfecta jugabilidad permite que el modo Arcade para un solo jugador, o las partidas Online contra cualquier usuario, puedan llegar a tener una vigencia prácticamente eterna. Además de que los modos prueba y supervivencia, si bien simples, acompañan muy bien los dos modos principales, ofreciendo un mínimo de diversidad en este apartado.

Pasando directamente al modo Arcade, podemos decir que está concebido con un nivel de maestría envidiable. Cada uno de los 25 personajes (19 clásicos y 6 nuevos) tiene una historia particular para contar, narrada a través de escenas de video al comienzo y al final de esta modalidad.

La estética de estas escenas es la clásica de cualquier serie de anime, por lo que no tenemos más que palabras de elogio para con quienes las animaron. Por primera vez en la saga el desarrollo argumental de los personajes es tan bueno como la jugabilidad misma, algo que ya de por sí es mucho decir.

 

(Continuará).

1 comentario en «Análisis: Street Fighter IV»

Deja un comentario