Análisis: Sonic Unleashed

SONIC UNLEASHED

Realmente estamos muy apenados. Desde hace unos quince años que Sonic se transformó en un ícono de los fichines, cuando todavía muchos eramos niños y despuntabamos el vicio con las primeras consolas de videojuegos.

Muchos de ustedes deben recordar aquellos juegos de plataformas bidimensionales, protagonizados por un puercoespín con la habilidad de correr a una velocidad sin igual. Pero la grandeza no perduró para siempre y limpiar el nombre de Sonic le esta costando a SEGA y mucho. 

Con la llegada de los motores en tres dimensiones, la cosa se puso aún más interesante. Tuvimos la oportunidad de disfrutar una maravilla como Sonic Adventure, y su todavía más espectacular secuela, ambos lanzados originalmente para Sega Dreamcast, y luego porteados.

Pero de ahí en más sólo hemos recibido títulos mediocres en casi todas las plataformas que actualmente dominan el mercado. Este nuevo Sonic Unleashed podía haber marcado el inicio de una nueva era. Sin embargo, esto no sucedió.

Hay que admitir que Sonic Unleashed es un juego raro. Desde el vamos se nos informa que luego de un combate con el Dr. Robotnik (Eggman o Mostachón), Sonic se trasforma en un hombre lobo o, mejor dicho, erizo lobo.

Teniendo en cuenta esta novedad, nos encontraremos con un juego de plataformas bastante lineal, pero con dos tipos de misiones totalmente distintas. Las primeras, a cumplirse con el erizo tradicional, nos hacen acordar levemente (muy levemente) a la experiencia de los clásicos Sonic Adventure. Es así como tendrán que recorrer escenarios en general abiertos, recogiendo anillos y realizando saltos a una velocidad altísima. El ritmo está un tanto lejos del frenetismo clásico de la franquicia aunque no podemos quejarnos demasiado de este tipo de misiones.

Pero por desgracia también están los “novedosos” niveles nocturnos protagonizados por Sonic lobo.

 

(Continuará).

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