Análisis: Left 4 Dead (parte II)

En la primera parte del análisis, dejamos claro que el modo cooperativo del título es, por lejos, la forma más interesante de encarar las partidas porque se convierte en una experiencia de supervivencia con todas las letras.

Se imaginarán que el modo campaña en multijugador se luce de forma casi exclusiva. Veamos por qué.

Resulta impagable la sensación de estar sobreviviendo a una invasión junto a tres amigos, comunicándose todo el tiempo vía mensajes predefinidos u oralmente. Jugar en solitario no está mal, ya que el trabajo realizado por Valve en lo referente a la IA es por demás destacable, pero la experiencia no es ni siquiera comparable.

Este es quizá el mayor inconveniente de Left 4 Dead, ya que la campaña para un solo jugador si bien no es mala si regular ya que a diferencia del modo cooperativo se encuentra muy descuidada, sin un hilo argumental firme ni una duración acorde a las circunstancias.

Sin embargo, este defecto queda opacado por las enormes virtudes del multijugador, sin dudas uno de los mejores que hemos podido probar en el género. Este modo empieza y termina siendo un espectáculo de diversión que sorprenderá por lo bien pulído que esta.

Resta hablar de la otra modalidad para varios jugadores, donde los cuatro sobrevivientes deben enfrentarse a cuatro zombies especiales, mucho más poderosos que los tradicionales infectados. Este modo es mucho más versátil que el anterior, tal vez no tan intenso pero igual de divertido. La tensión en ciertos momentos en los combates contra esta especie de zombies es intensa.

 

(Continuará).

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