Análisis: Sonic Unleashed (parte II)

Un nuevo estilo de Sonic aparece en este juego: el erizo lobo. Lamentablemente hay que decir que en lugar de dar un giro sorprendente y asombroso termina siendo una búsqueda errada de alimentar el título, y convierte sus fases en una auténtica monotónia de dar golpes a cualquier lado sin ningún tipo de técnica.

Para ser concretos, este nuevo estilo de juego resultó ser un bodrio de aquellos. Olvídense de todo tipo de velocidad, así como de todo lo mínimamente relacionado con la saga. Aquí tendrán que ir eliminando enemigos muy lentamente y de forma por demás genérica.

Si este era el as bajo la manga para resucitar a la franquicia, no sabemos realmente qué pensar de quienes tuvieron esta «sensacional» idea.

Igualmente cabe aclarar que tal vez guste este tipo de misiones a cierto grupo de jugadores. Sin embargo, luego de las primeras tres o cuatro peleas uno se da cuenta que es siempre lo mismo y a la corta o a la larga (más bien la primera) termina cansando.

Sonic Unleashed presenta una realidad: si te gustan las misiones diurnas querrás que las nocturnas se terminen lo antes posible y viceversa, no verás el momento en que acaben las misiones de velocidad para emprezar a das golpes con Sonic lobo.

La pregunta es si pueden llegar a gustarte las dos. Quizás pero la diferencia radica en que las de velocidad, al ser dinámicas y puro stilo Sonic, no cansan como si lo hacen las que debemos realizar cuando se pone el sol y nos transformamos en lobo.

 

(Continuará).

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